México, DF.- Tras explicar que la intermodalidad es indispensable para resolver los problemas viales de la Ciudad de México, Verónica Montero, vicepresidenta del Colegio de Urbanistas de México lamentó la ausencia de planificación en el desarrollo urbano de la capital y la aparente falta de comunicación entre las distintas dependencias, lo que lleva a planes contrapuestos, altos costos en infraestructura innecesaria y una actitud reactiva ante los problemas de movilidad.
A manera de ejemplo la especialista hizo referencia al programa Ecobici, actualmente operado por la Secretaría del Medio Ambiente local (SMA) e implantado en el centro de la ciudad, en zonas que cuentan con suficientes medios de transporte.
“El problema es que Medio Ambiente sea quien se encargue de la gestión de las bicicletas, son un medio de transporte y deberían estar consideradas en el trazo de las vialidades y dentro de las atribuciones de la Secretaría de Movilidad (Semovi)”, externó la urbanista al asegurar que estas atribuciones cruzadas impiden a los usuarios de estos vehículos contar con las garantías y espacios necesarios para desplazarse a lo largo de la ciudad, pues el uso de la bicicleta no está considerado en el trazo de la ciudad y su implementación no es acorde con el desarrollo de transporte público y vialidad.
“Cuando estás planeando una línea de transporte, cuando estás planeando una norma de movilidad, tiene que ser una sola autoridad la que coordine los medios de transporte, no pueden ser autoridades independientes”, expresó Verónica Montero, quien lamentó que la actuación de las autoridades sea reactiva, tratando de resolver problemas en lugar de proyectar con una visión más amplia, pues ello representa costos mayores y realizar desarrollos donde no se requieren.
En este sentido, la especialista, quien participará como ponente en el Séptimo Congreso Internacional del Transporte organizado por la Asociación Mexicana del Transporte y la Movilidad (AMTM), consideró que deberían tomarse como ejemplo las soluciones de intermodalidad planteadas en Barcelona, París o Alemania, donde el transporte se diseña de acuerdo a las necesidades específicas de la población y sin una evaluación previa no se desarrolla ningún sistema de transporte.
“Son muchas las bondades de los sistemas alternativos: andadores, bicicletas, unidades pequeñas de transporte; porque se debe adecuar a la realidad, al espacio, a las necesidades de la población y no a una normatividad superada”, expresó y recordó muchas zonas de la ciudad donde los usos de suelo no corresponden a la realidad, designando como zonas habitacionales lugares que por fuera de la ley son utilizados como oficinas, restaurantes o locales comerciales, lo que nubla la mirada de las autoridades a la hora de diseñar las formas de movilidad.
“Es un círculo vicioso, pareciera que las autoridades intentan mantener un aparente control, entonces no ven que zonas como Polanco, La Roma o El Centro ya no son áreas habitacionales, pero al aparecer así en los planos oficiales, se hacen de la vista gorda y se ignora la demanda de viajes”, afirma la vicepresidenta de la Asociación de Urbanistas de México y en el mismo sentido, apunta que también a la hora de distribuir recursos y asignar subsidios paradójicamente estas zonas son las beneficiadas cuando las orillas del Distrito Federal son más inaccesibles y requerirían mayores apoyos.
La urbanista precisa que sobre todo las zonas altas de la capital y sus conexiones con el Estado de México requieren una atención especial y pensar en nuevas formas para ofrecerles transportes adecuados, que les permitan llegar a los transportes masivos como serían banquetas bien diseñadas con espacio para personas con capacidades diferentes, vialidades con bahías de ascenso y descenso para transporte público y privado, y estacionamientos para bicicletas.
“No se trata de meterle millones de pesos a una línea del Metro, sino de incluir formas de llegar a esa línea, porque tarde o temprano desciendes del transporte público y de alguna forma tienes que llegar a tu destino y lo mejor es que sea de una manera segura, ordenada y eficiente”, comenta Verónica Italia Montero, quien concluye que la ausencia de intermodalidad se debe a la falta de planeación y de coordinación entre las autoridades.
Así pues insiste en que el destino de los recursos debería tomar en cuenta las condiciones económicas de los usuarios, a fin de que los mayores subsidios e inversión vayan para las zonas que más lo requieren. “Hoy con el programa Ecobici están subsidiando a las colonias Roma, Condesa, Nápoles, Del Valle, cuando en los márgenes de la ciudad hay zonas que carecen de medios de transporte adecuados para salir de ellas y donde un programa como Ecobici sería indispensable”, concluyó.